En un bol grande, mezcla la harina, la levadura, la sal y el azúcar.
Agrega el agua tibia gradualmente mientras mezclas los ingredientes, hasta obtener una masa homogénea y ligeramente pegajosa.
Amasa la masa sobre una superficie enharinada durante unos minutos, hasta que esté suave y elástica.
Forma la masa en una bola y colócala en un bol ligeramente engrasado con aceite de oliva. Cubre el bol con un paño limpio y deja reposar la masa en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, o hasta que haya duplicado su tamaño.
Precalienta tu horno a 200°C.
Transcurrido el tiempo de reposo, saca la masa del bol y colócala en una bandeja para hornear o molde previamente engrasado. Si lo prefieres, puedes colocar la masa sobre papel para hornear.
Haz unos cortes superficiales en la parte superior del pan con un cuchillo afilado o cuchilla.
Hornea el pan en el horno precalentado durante 30-40 minutos, o hasta que esté dorado en la parte superior y al golpear la base suene hueco.
Una vez horneado, saca el pan del horno y déjalo enfriar sobre una rejilla antes de cortarlo en rebanadas y servir.