Lava los calabacines y córtalos por la mitad a lo largo.
Saca la pulpa de los calabacines con una cuchara, dejando una pared de aproximadamente 1 cm de grosor, y reserva la pulpa.
Pica la cebolla y la pulpa de los calabacines.
En una sartén, pocha la cebolla en un poco de aceite de oliva hasta que esté transparente.
Añade la carne picada y cocina hasta que esté bien dorada.
Incorpora la pulpa de los calabacines, salpimienta al gusto y cocina unos minutos más. Reserva.
En una olla con agua hirviendo, cuece las barquitas de calabacín durante 5 minutos para que estén más tiernas.
Escúrrelas y colócalas en una bandeja de horno.
En una sartén, calienta el aceite de oliva a fuego medio.
Añade las dos cucharadas de harina y cocina, removiendo constantemente, durante 2-3 minutos hasta que la mezcla tenga un color dorado claro.
Poco a poco, añade la leche sin dejar de remover para evitar grumos.
Cocina la bechamel a fuego medio hasta que espese.
Añade sal y nuez moscada al gusto.
Si deseas una bechamel más espesa, disuelve una cucharada de maicena en un poco de leche fría y añádela a la bechamel, removiendo bien.
Añade unas cucharadas de bechamel al relleno de carne para que esté más jugoso.
Rellena las barquitas de calabacín con la mezcla de carne y bechamel.
Cubre con el resto de la bechamel.
Espolvorea queso rallado sobre los calabacines rellenos.
Gratina en el horno precalentado a 200 grados Celsius durante aproximadamente 29 minutos o hasta que estén dorados y burbujeantes.
Retira del horno y deja reposar unos minutos antes de servir.